La higiene alimentaria es fundamental para poder garantizar la inocuidad de los alimentos, y evitar posibles contaminaciones. Conscientes de la importancia de este factor, la industria alimentaria ha aumentado en los últimos años las medidas no solo para mejorar la calidad de sus productos sino también para evitar contaminaciones intencionadas.
Una vez adquirido el producto, la responsabilidad recae en nuestras manos. Adoptar pequeñas medidas en la forma de conservar los alimentos puede evitarnos situaciones inesperadas. Algunas medidas pueden parecer muy básicas pero a veces olvidamos los protocolos más sencillos poniendo en riesgo nuestra salud y la de los nuestros.
Coincidiendo con la Fira Alimentaria, que se celebra estos días en Barcelona, os dejamos unos consejos sobre higiene alimentaria en el hogar:
- Higiene general deficiente. Lavarse las manos adecuadamente y con frecuencia es la mejor defensa contra una enfermedad transmitida por los alimentos. Puedes creer que con una o dos veces es suficiente, pero no es así. Además, aunque te laves las manos con frecuencia si no lo haces a conciencia puede resultar inútil. Los expertos recomiendan repasar las zonas de las uñas y dejar correr el agua mínimo 30 segundos.
- Refrigeración insuficiente. Es muy importante conservar la comida en frío o en el congelador antes de su consumo. Los alimentos frescos son los más delicados, y por ello debes utilizar la nevera y el congelador para su conservación. Si utilizas el congelador debes tener en cuenta la cadena del frío, y no romperla en ningún caso. Si el alimento ya ha estado congelado y se descongela debe consumirse, pero nunca volver al congelador.
- Cocción inadecuada. El mayor aliado para destruir los gérmenes de los alimentos es la cocción. Si estos se cocinan a 70⁰ las bacterias mueren y ya no pueden contaminar los alimentos ni provocarte una intoxicación o alguna afectación a la salud.
- Lavar los productos crudos. Muchas de las contaminaciones se producen en productos que se consumen crudos, como por ejemplo frutas y verduras. Por eso es muy importante utilizar agua para aclararlas antes de su preparación y posterior ingestión.
- Evitar las contaminaciones cruzadas. Estas se pueden producir por el paso de microorganismos de un alimento a otro por contacto directo o a través de utensilios o superficies. Una medida muy útil y fácil de seguir que podemos adoptar es separar aquellos alimentos que no estén cocinados de los que sí.
- Utilización de utensilios contaminados. Tan importante es la higiene personal como la de los utensilios que utilizamos durante la preparación de los alimentos. Revisar las sartenes, cazos, ollas, espátulas, pinzas u otras herramientas necesarias para preparar la comida es clave. Si hay alguna en mal estado puede contaminar muy fácil y de forma rápida los alimentos que utilicemos.
- Preparación con demasiada antelación. El estrés de nuestra vida diaria nos lleva a preparar comidas para el día siguiente o a dejar cenas medio preparadas para cumplir con todos los horarios. A veces dejar la comida ya cocinada puede comportar riesgos. Si lo haces, debes asegurarte de que la conservas de manera adecuada: no dejes la comida fuera de la nevera más de dos horas y no la recalientes más de dos veces.
Es difícil compaginar el ritmo de vida diario con las rutinas alimentarias y la conservación adecuada de los alimentos, pero es imprescindible. La industria alimentaria está realizando grandes avances en mantenimiento e higiene, pero debes ser consciente de que el principal manipulador de alimentos en tu hogar eres tú. Por eso, es necesario poner remedio a las pequeñas cosas que podemos estar haciendo mal, y evitar cualquier contratiempo alimentario.
María García-Verdugo
Responsable de IMAN División Alimentaria
